La Agencia Americana del Medicamento (FDA) ha revisado los estudios que en los últimos años vinculaban el uso de teléfonos móviles y el cáncer, pero no ha encontrado ninguna prueba. Reproducimos, por su interés, un artículo sobre este asunto publicado por El Confidencial, en el que se analizan los resultados de esta revisión:

Un análisis actualizado del riesgo de exposición a la radiofrecuencia (RFR) basado en una revisión de estudios, publicados en durante los últimos 11 años, sostiene que no se observa un "vínculo causal cuantificable" entre la exposición a los móviles y el desarrollo de cáncer. "Los datos epidemiológicos y de incidencia de cáncer disponibles continúan respaldando la determinación de la agencia de que no hay efectos adversos cuantificables para la salud en humanos provocados por la exposición en los límites actuales de exposición a los teléfonos móviles, o por debajo de ellos", detalla el estudio, publicado recientemente por la Agencia Americana del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés).

Además incide en que los datos epidemiológicos existentes y analizados en esta investigación indican que, "si existiera algún riesgo, es extremadamente bajo comparado con la incidencia natural de la enfermedad y los factores de riesgo controlables conocidos". Los autores han analizado aproximadamente 292 artículos, entre investigaciones 'in vivo' (en animales) y estudios basados en datos epidemiológicos; publicados desde de enero de 2008 al 1 de agosto de 2018 para los estudios 'in vivo', y del 1 de enero de 2008 al 8 de mayo de 2018 para los epidemiológicos. Posteriormente, el análisis se actualizó con publicaciones más recientes y relevantes revisadas por pares hasta agosto de 2019.

El informe ha sido revisado por científicos especializados en áreas como la epidemiología, la física de la salud y la salud pública; además, desde la FDA han aclarado que se han incorporado revisores externos. Pese al amplio periodo cubierto, asegura la FDA, "sin embargo, ninguno de los estudios demostró que la exposición localizada de radiofrecuencia, en los niveles que se dan en un teléfono móvil pueda provocar en los usuarios efectos adversos". En resumen, continúa en sus conclusiones, "los datos epidemiológicos publicados, (...), continúan apoyando los hallazgos de la FDA de que no hay un vínculo causal cuantificable entre el RFR exposición y formación de tumores".

Es necesario seguir investigando

No obstante, el organismo norteamericano pide más investigación y sugiere la necesidad de cambiar el foco de atención, dejando a un lado población general para estudiar el subconjunto de personas que podrían estar predispuesta al riesgo de tumorigénesis y que, por lo tanto, "podrían ser más susceptibles a una exposición intensa". En este sentido, pone en duda los estudios epidemiológicos disponibles, ya que carecen de pruebas estratificadas por el riesgo inherente de tumorigénesis.

Además, las mediciones directas de la exposición a la radiofrecuencia están fuera del entorno de laboratorio, lo que "impide que se recojan pruebas adecuadas relacionadas con la radiofrecuencia en los estudios epidemiológicos. Por otro lado, la FDA admite que las pruebas epidemiológicas existentes "son insuficientes para sugerir que el uso de estos teléfonos puede ser considerado como un factor etiológico independiente capaz de influir en la incidencia de intracraneal y algunos otros tumores en la población general".

En cuanto a los estudios con animales, recuerda que la variedad de métodos experimentales empleados puede dar lugar a diferencias significativas en las condiciones experimentadas por los animales de experimentación, y a su vez, esto puede conducir a un alto grado de variabilidad en las conclusiones de los estudios. Para los estudios de RFR, "hay grandes diferencias (...), confundiendo algunas conclusiones".

Por tanto, "a medida que se realicen más investigaciones, continuaremos para supervisar la información disponible", señala al final de sus conclusiones la FDA, quien en el informe destaca su interés por este tema, del que lleva más de 20 años revisando informes.