La nueva Defensora del Lector de el diario El País, Lola Galán, ha iniciado su andadura en esta responsabilidad pronunciándose en un artículo titulado "Nueva Defensora, quejas recurrentes", sobre las reacciones del artículo publicado en la edición digital de este diario el 23 de septiembre pasado, bajo el título Ondas electromagnéticas: ¿malas para la salud?. Se trataba de un reportaje de la revista BuenaVida, que se distribuye quincenalmente con este diario y que complementaba otro artículo con similares argumentos que ya obligó al anterior defensor a intervenir.

 

Según reconoce la nueva Defensora del Lector de El País, "aquel texto, lejos de la interrogación que figura en el título, considera probado que la exposición a las ondas electromagnéticas no ionizantes daña la salud", y añade que "entre las numerosas fuentes domésticas de estas ondas están los ubicuos teléfonos móviles y el wi-fi".

En este sentido, Lola Galán afirma en su escrito que "dar por demostrado que el uso de móviles o wi-fi causa enfermedades es aventurado cuando la autoridad sanitaria mundial asegura que no hay evidencia de que sea así", antes de pasar a relatar las numerosas cartas de protesta recibidas sobre el asunto.

Entre los numerosos testimonios recogidos por la Defensora del Lector de El País, destaca el de Francisco Vargas, médico epidemiólogo especializado en campos electromagnéticos, y miembro del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), que declara que “la incertidumbre está presente en la vida porque no existe la seguridad absoluta”, para añadir que “Todos los días estamos expuestos a niveles de contaminantes físicos (ruido, radiación solar, radón, exposiciones médicas), químicos (en el aire, agua, alimentos, hogar, trabajo), biológicos (virus, bacterias, hongos) o psicosociales (estrés, paro, depresión, problemas laborales, familiares, etcétera). ¿Cómo los controlamos? Evaluando las evidencias científicas y estableciendo niveles de exposición que no deben superarse. Esto es lo que se ha hecho con las emisiones de las radiofrecuencias. Si no se superan los límites considerados como seguros no hay motivo de alarma”. El Dr. Vargas concluye su intervención afirmando que estos niveles son “los que la mayoría de los países de la UE utilizan, la OMS recomienda y nuestro país tiene legislados en el Real Decreto 1066/2001”.

El artículo concluye reconociendo que el tema no es sencillo, aunque la autora insiste en que "creo que el artículo tendría que haber respondido al interrogante del título ofreciendo opiniones autorizadas que explicaran cuál es el consenso científico sobre esta cuestión, y no favorecer una única tesis presentándola como una realidad demostrada cuando no lo considera así la OMS".