El Ministerio de Salud de Nueva Zelanda encargó recientemente un estudio sobre los efectos en la salud de los campos no ionizantes, con el objetivo de monitorizar y revisar la investigación sobre los efectos de los campos electromagnéticos sobre la salud. El informe concluye que algunos informes anteriores carecían de sustento científico, afirmando que los efectos biológicos de la radiación no ionizante van más allá de los tejidos.

El estudio ha sido elaborado por un Comité que informa al Director General de Salud y elabora periódicamente un informe para el Ministros de Salud, Medio Ambiente y Negocios, Innovación y Empleo que proporciona información de antecedentes y un resumen actualizado de los hallazgos clave de la investigación. Este informe no pretende ser una revisión exhaustiva o sistemática de investigaciones recientes, sino que destaca los hallazgos clave de revisiones exhaustivas realizadas en recientes años por organismos nacionales e internacionales de salud y científicos.

Esta publicación de 2018 actualiza el informe publicado en 2015, e incluye la información relevante más reciente sobre el particular, y destaca que la palabra "potencial" es clave, ya que no se ha podido dar evidencia certera de daños a la salud de las personas.

Las conclusiones de este estudio neozelandés recogen que los experimentos in vitro no encuentran efectos replicables de exposición y no producen calentamiento detectable. De esta manera, destaca que no hay evidencia convincente de que los campos de RF causan daño genético o aumenten la probabilidad de tumores malignos.

El estudio defiende que los experimentos con animales no proporcionan evidencia de efectos en la salud de exposiciones por debajo de las pautas internacionales, y sugiere que las exposiciones de campo de RF por debajo de las pautas no causan síntomas agudos o efectos cognitivos, y no se pueden detectar, al tiempo que destaca que el tamaño de los efectos es pequeño en relación con cambios fisiológicos normales, y no está claro que tengan implicaciones para la salud.

Así, el estudio defiende que la investigación sobre los efectos de las exposiciones a largo plazo en los resultados del cáncer no proporciona evidencia sustancial de efectos sobre morbilidad cardiovascular, función reproductiva o mortalidad.

El informe concluye que aunque se ha informado de algunos resultados positivos en algunos estudios, en general, la evidencia no sugiere que los teléfonos móviles causen tumores cerebrales o cualquier otro tipo de cáncer.