Alberto Nájera, Físico y doctor en Neurociencias, profesor de la Universidad de Castilla la Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), impartió una conferencia titulada Telefonía 5G ¿Todos fritos? en el Ateneo de Madrid, en la que analizó desde un punto de vista divulgativo las repercusiones para la salud de esta nueva tecnología que está llegando a nuestras vidas.

La sesión, que fue presentada por Alfonso Vazquez y moderada por Manuel Heras, se desarrolló como parte de un ciclo de conferencias promovido por la Sección de Ciencia y Tecnología del Ateneo madrileño, fruto de un acuerdo de colaboración entre esta institución bicentenaria y la Unidad de Cultura Científica e Innovación de la Universidad de Castilla La Mancha de la que Nájera es director.

Durante su intervención, Nájera explicó que poco a poco se están repitiendo y desmontando los miedos suscitados a partir del despliegue de nuevas tecnolgías, como ya ocurrió con las antenas de GSM, el 3G, el 4G o el Wi-Fi, y destacó que ninguna de estas tecnologías ha servido para devastar poblaciones pese a su impacto global, siempre basándose en estudios epidemiológicos.

El vocal del CCARS explicó de forma concienzuda que en el caso de las ondas electromagnéticas es necesario entender varias variables que caracterizan toda radiación como la intensidad, la potencia o la longitud-frecuencia, siendo esto último lo que determina que provoquen daño en nuestras células, lo que suele referirse como el mayor peligro.

Najera  puso como ejemplo que este tipo de ondas lo tienen los rayos UVA y UVB del Sol o las consideradas radiaciones ionizantes, como los rayos X, o la radiactividad de algunas sustancias, capaces de romper átomos, incluidos los de nuestro cuerpo; y destacó que los organismos reguladores como el ICNIRP se fijan no sólo en el tipo de radiación (su frecuencia), sino en la potencia (medida en julios o vatios) y la exposición de las personas, que depende de otros elementos, como la proximidad a la fuente de radiación.

A este respecto, explicó, tecnologías como el 5G "requieren menos potencia en la fuente emisora (antena), y la propagación de estas ondas es más complicada y se atenúa más rápidamente, por lo que compensa mandar la señal exactamente a donde corresponde, con una tecnología de tipo direccional".

Por último, expuso numerosos estudios científicos, no estudios aislados, sino revisiones sistemáticas y meta-análisis, los que más fortaleza tienen en Ciencia, que han puesto de manifiesto la ausencia de evidencia científica que demuestre efectos sobre la salud a los niveles de exposición habituales.