Lo sabemos: el teléfono móvil, ese aparato que tenemos habitualmente tan a mano y que hoy en día nos sigue allá donde vayamos, es un foco común de mitos y bulos de toda clase. Los más habituales y a los que queremos referimos en esta ocasión son aquellos relacionados con los "terribles efectos" que las radiaciones electromagnéticas que este aparato emite ocasionarían, en teoría, de manera directa (y negativa, claro) en nuestra salud. En Maldita Ciencia contestamos a una de las preguntas que más nos habéis planteado: si es o no perjudicial dormir con el móvil en la mesilla, bajo la almohada o cerca.
Lo cierto es que no, por muy cerca que generalmente lo tengas, incluyendo las horas de sueño; por mucho que hables por teléfono o mandes mensajes durante el resto del día, sus emisiones ni te van a causar cáncer, ni van a ser el origen de ninguna otra enfermedad. Si así fuera, y teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad en la que dependemos continuamente del dispositivo, todos nosotros seríamos potenciales víctimas de esas "fatídicas consecuencias". Sin embargo, no hay evidencias científicas que reflejen algo similar.
"Si dormir con el móvil cerca supusiera un peligro, estaríamos experimentando una auténtica pandemia a nivel mundial", deja claro en Maldita Ciencia Alberto Nájera, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS). Según el experto, pasar la noche con el móvil en la mesilla o debajo de la almohada no supone problema alguno, ya que la radiación que este emite cuando no se usa es extremadamente baja. "De hecho, también lo es cuando se usa y se encuentra muy por debajo de los límites de seguridad", añade.
¿Emite un móvil la misma radiación cuando lo usamos que cuando no lo hacemos?
Cuando utilizamos el móvil, ya sea para mantener una conversación o para descargar o subir datos a internet, usamos una red inalámbrica, bien la que ponen a nuestra disposición las operadoras móviles, bien el WiFi al que nos conectemos. "Mientras estamos hablando o usando internet, cuando el móvil actualiza apps o al realizar copias de seguridad, este necesita emitir y recibir información en forma de radiación electromagnética de radiofrecuencia", explica Nájera.
Sin embargo, y como hemos comentado en párrafos anteriores, el vocal de CCARS incide en que los valores medios se encuentran muy por debajo de los límites seguros establecidos por la International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection (ICNIRP, por sus siglas en inglés), el organismo encargado de estudiar y establecer los valores seguros. Según Nájera, la radiación electromagnética de radiofrecuencia que un móvil emite durante su uso no solo no se encuentra cerca de estos límites, sino que su exposición media está entre 10.000 y 100.000 veces por debajo de estos (que no son sobrepasados nunca).
Evidentemente, cuando dormimos, no utilizamos el móvil, por lo que no es necesario ese uso de la red y prácticamente no emite. "Cuando está en espera o reposo porque no lo estamos utilizando, el móvil emite muy poca radiación: podemos comprobarlo al fijarnos en la batería, ya que esta prácticamente no se descarga", explica Nájera.
El físico añade, que el terminal emitirá sólo de forma muy breve y esporádica para indicar a nuestro operador dónde está (para que la red de antenas de telefonía móvil pueda localizarnos y enviarnos una llamada entrante). Salvo que esté actualizando o que hayamos dejado algo programado (descarga de datos, copias de seguridad, etc.), el móvil no emitirá radiación. "Y, de hacerlo, si disponemos de conexión WiFi, esta comunicación de datos se realizará a través de nuestra red inalámbrica que, además, al estar en nuestra propia casa, será de muy baja intensidad", aclara el experto.
Para comprobarlo, un grupo de investigadores de Albacete en el que participó Nájera evaluó la exposición personal de 75 voluntarios que portaron exposímetros durante 24 horas para obtener los datos necesarios para este estudio. Así, además de poder identificar dónde estaban, que hacían y de tener acceso a los datos sobre la radiación en sus casas, trabajos y coches, también podían saber si en el momento de la medición de unos valores determinados era de día o de noche. "Lo que observamos es que en este último caso, cuando dormimos, la radiación desciende a niveles muy bajos", confirma el experto. Corrobora, además, lo que otros estudios similares están reportando en toda Europa.
El uso del móvil sí puede suponer problemas para dormir
Que las radiaciones emitidas por nuestro teléfono móvil, tanto al usarlo como al no hacerlo, no supongan un peligro para nuestra salud, no quiere decir que el aparato no pueda estar relacionado con ciertas consecuencias negativas: no por la aparición de repentinas enfermedades, sino por causas derivadas de la atención que dedicamos a su uso.
"Se habla mucho sobre los peligros de la radiación de los móviles, pero no sobre los verdaderos peligros que pueden acarrear: desde accidentes de tráfico al usarlos mientras se conduce, a dolores de espalda y cuello por malas posturas (como ya explicamos en este artículo en Maldita Ciencia) y sequedad en los ojos (que nada tiene que ver con la luz azul)", enumera Nájera. Aunque no seamos conscientes, el experto añade que el uso del teléfono móvil también puede influir en ciertas necesidades fisiológicas, como a la hora del descanso.
"Tenerlo en la mesilla es una tentación para muchos, bien para consultar los últimos mensajes recibidos, bien para hacer esa consulta en Internet que nos quitaba el sueño o bien para ver la serie o película favorita, modificando nuestros ritmos de descanso", indica el experto.
En Maldita Ciencia ya explicamos que, aunque no causará maculopatía, al utilizar el aparato por la noche, la luz que este emite podría interferir y descoordinar nuestros ritmos circadianos, los ciclos por los que nuestro cuerpo regula sus funciones (nos hacen dormir de noche y mantenernos despiertos durante el día). Aunque utilizar el móvil durante la noche no es la única causa y la principal es la generalización de la luz eléctrica, puede empeorar la calidad de nuestro sueño.
"Toda la vida hemos tenido en la mesilla la radio despertador que nos despertaba con nuestra emisora de FM favorita", afirma Nájera y explica que la radiación que esta recibía y recibe es continua y está siempre ahí, la usemos o no (la emisora está 24 horas emitiendo, algunas veces incluso por encima de lo que emite una estación de telefonía móvil). Entonces, ¿por qué la radio no nos preocupaba y el móvil sí?. "Si bien el móvil está más cerca, emite muy poco. De hecho, según las conclusiones del estudio mencionado anteriormente, en algunas casas la FM era muy superior a la radiación móvil o WiFi o DECT (teléfonos fijos inalámbricos)", concluye el experto.
* Este artículo es una colaboración mensual entre Maldita Ciencia y el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud.