En las últimas semanas nos habéis preguntado por varios contenidos que vinculan 5G y coronavirus. Ahora nos preguntáis por una publicación que afirma que el coronavirus no es un virus, sino un "exosoma influido por la contaminación electromagnética". Os lo explicamos: No hay evidencias de que los campos electromagnéticos afecten a la salud ni estén relacionados con la COVID-19
El contenido que se difunde asegura que esta "contaminación electromagnética" que afirman que ha causado el coronavirus está relacionada con la tecnología 5G. Como os contamos en este artículo, la radiación de un móvil o del wifi es una radiación no ionizante.
Esta radiación, según explica la Comisión Nuclear Reguladora de los Estados Unidos, "no tiene suficiente energía para romper enlaces moleculares o eliminar electrones de los átomos".
En la publicación que se difunde se asegura que "la tecnología 5G irá acompañada de un aumento de una variedad de patologías, desde infertilidad a enfermedades neurológicas y cáncer". Sin embargo, las evidencias disponibles actualmente, que son abundantes (unos 25.000 estudios científicos en los últimos 30 años según la Organización Mundial de la Salud) indican que la exposición cotidiana a los campos electromagnéticos de baja intensidad no parece tener efectos sobre la salud.
Esta publicación asegura que el "el COVID-19 no es un virus", y es cierto, no lo es. La COVID-19 es la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2, como establece la Organización Mundial de la Salud (OMS). La publicación que se difunde asegura que la contaminación electromagnética "debilita el sistema inmune y, como consecuencia, la gente muere por varias causas, incluso gripe estacional y todas las muertes se etiquetan como coronavirus".
Como explica el profesor Alberto Nájera, vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), "la 5G cambia poco las frecuencias que ya usamos". Y señala que el único efecto a intensidades muy altas "podría ser térmico, calor, pero a las intensidades que se trabajan no". Además, el texto afirma que "la frecuencia de 60GHz de la 5G es absorbida por los átomos de oxígeno de nuestro cuerpo, impidiéndoles vincularse a otros átomos y moléculas, como la hemoglobina o la clorofila".
Sin embargo, tal y como explica Nájera, esa afirmación "no tiene sentido". Por otro lado, tampoco es cierto que se planee implantar una "frecuencia de 60GHz" como asegura el texto, sino que en el plan nacional se contempla la implantación de una banda de 3,6-3,8 GHz y se plantea un análisis para la implantación de una banda de 26GHz, no de 60 como afirma el texto.
De igual manera, explica Nájera, "cuando más frecuencia, menos penetración. Además, la intensidad que se espera sea muy baja". El coronavirus no es "la excreción de una célula intoxicada".
En esta publicación afirman que según un tal Rudolf Steiner, los virus son "partículas inofensivas excretadas por las células para recuperarse de una intoxicación". Como os contamos en este artículo, Steiner fue un filósofo y esotérico austriaco de finales del siglo XIX y principios del XX que inventó teorías espirituales y pseudocientíficas.
La idea de que los virus son un desecho de células intoxicadas no tiene sustento científico. Los virus solo pueden replicarse invadiendo una célula, introduciendo en ella su material genético y utilizando su maquinaria para reproducirse. Como ya explicó a Maldita Ciencia Christian Constán, biólogo e investigador de la Universidad de Granada, "cuando una célula está 'intoxicada' o 'envenenada', no excreta virus". Además, señaló que la célula tiene dos caminos: "activar una serie de cascadas metabólicas para detoxificarse, o morir, pero nunca 'excretar' virus".
En cuanto al origen de este coronavirus, como te explicábamos aquí, científicos especializados en salud pública que han seguido de cerca la crisis sanitaria publicaban un comunicado en la revista The Lancet donde hacían referencia a las investigaciones que demuestran el origen natural de este coronavirus, iniciado en la provincia de Hubei, en la zona central meridional de China.
En la misma línea, un artículo publicado en Nature Medicine concluía que el SARS-CoV-2 "no es una construcción de laboratorio o un virus manipulado a propósito". Los científicos siguen investigando minuciosamente su origen, que parece apuntar a los murciélagos y quizás a otro posible animal intermedio, lo que nada tiene que ver con las antenas 5G.
* Este artículo es una colaboración mensual entre Maldita Ciencia y el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud.