Se está moviendo un vídeo de Luis de Benito, médico que ya ha difundido desinformación acerca de la vacuna del coronavirus, en el que habla de un supuesto experimento en el que observó que los vacunados generan un código identificador que es detectado por la tecnología Bluetooth del móvil.
Sin embargo, es un bulo que los vacunados contra la COVID-19 generen un código que se detecta a través de Bluetooth. Luis de Benito no aporta ninguna prueba que sustente sus declaraciones. Además, no es posible insertar un dispositivo detectable por Bluetooth a las personas a través de una vacuna, según ha explicado a Maldita.es el físico Alberto Nájera, profesor de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS).
Por qué no sería posible insertar un dispositivo detectable por Bluetooth en los vacunados
Luis de Benito asegura en su vídeo que realizó un experimento con pacientes desde su consulta. Les preguntaba si estaban vacunados o no y les pedía que apagaran sus dispositivos electrónicos. Supuestamente, la mayoría de los que dijeron que sí estaban vacunados generaban una dirección MAC que aparecía en la configuración del Bluetooth de su teléfono móvil.
Una dirección MAC (que significa 'Media Access Control' en inglés) es un identificador único que asignan los fabricantes a cada dispositivo de una red. Está formado por 12 dígitos agrupados en seis grupos.
Sin embargo, Luis de Benito no aporta ninguna prueba que sustente sus declaraciones. Y el hecho de que el Bluetooth de nuestros teléfonos detecte direcciones MAC no demuestra que estas identifiquen a los vacunados.
"Cualquiera de nosotros podemos realizar una búsqueda de dispositivos Bluetooth en nuestras cercanías para conectarnos o no a ellos. Esos dispositivos, a veces muestran una breve descripción o nombre, otras su dirección MAC que los identifica", explica el físico Alberto Nájera. Por ejemplo, en una casa podemos encontrar numerosos dispositivos que podrían estar identificados por una dirección MAC: altavoces, teclado, televisor, auriculares, reloj inteligente, etc.
Nájera afirma que la tecnología Bluetooth permite la conexión de forma estandarizada, inalámbrica y fácil de gran cantidad de dispositivos "mediante radiaciones de radiofrecuencia en la banda de 2,4 GHz". Estas radiaciones son de "muy baja intensidad", según el experto, por lo que tienen un alcance muy corto (a veces de unos pocos metros) y permite que las baterías de los dispositivos aguanten mucho tiempo.
Ahora bien, para que el Bluetooth funcione "es preciso un dispositivo con la tecnología y circuitería necesarias, algo que no es invisible o microscópico", señala el físico. Para que las radiaciones pudieran emitirse y recibirse haría falta una serie de elementos como una batería, circuitos y una antena. "Por tanto, pensar que con la vacuna se nos ha inoculado algo parecido es impensable pues, para empezar, sería visible y para continuar no cabría por la aguja de inoculación", asegura Nájera.
Además, la composición de las vacunas es pública y se puede consultar en la respectivas fichas técnicas de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen. En la lista de ingredientes no hay componentes que indiquen que las vacunas puedan contener un microchip o dispositivo detectable a través de Bluetooth.
Thomas Hope, investigador de vacunas y profesor de la Universidad Northwestern (EEUU), explicó a AFP Factual - agencia que forma parte de la International Fact-Checking Network (IFCN) al igual que Maldita.es - que, en general, lo que llevan las vacunas del coronavirus son "proteínas y lípidos, sales, agua y sustancias químicas que mantienen el pH".
Esta desinformación también ha circulado en otros países con otros formatos y ha sido desmentida por verificadores como PolitiFact, Full Facto Reuters. Además, en Maldita.es ya hemos desmentido anteriormente otras desinformaciones que apuntaban que las vacunas contra la COVID-19 llevan un microchip o un dispositivo rastreador.
* Este artículo es una colaboración mensual entre Maldita Ciencia y el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud.