En tiendas físicas y online se venden “cactus de ordenador” o “cactus antirradiación”: plantas que se recomienda situar junto a un electrodoméstico para que “absorban las ondas electromagnéticas que emiten” estos y otros aparatos electrónicos. Los equipos electrónicos emiten radiación electromagnética, que es no ionizante y, por tanto, no tiene energía suficiente para modificar los átomos (ni nuestro organismo). Sobre esta, no hay evidencias de que cause daños a la salud a niveles habituales de exposición, como detalla el Comité Científico Asesor de Radiofrecuencias y Salud (CCARS). Por si fuera poco, también hay literatura científica que ha descartado que los cactus sean capaces de absorber esta radiación electromagnética. La única radiación que sí absorben estas plantas es la solar, necesaria para la fotosíntesis, como todas las plantas.
Por qué no hay evidencias de que la “radiación” de los ordenadores y electrodomésticos sea dañina
El marketing de estos cactus parte de una premisa: que los aparatos electrónicos emiten una radiación que, supuestamente, es dañina para la salud, y por tanto es necesario absorberla de alguna manera para protegernos.
Esto es falso. Aparatos electrónicos como móviles, ordenadores o pantallas emiten ondas (o radiación, ambos términos significan lo mismo) electromagnéticas, de baja energía, consideradas como radiación no ionizante, al no tener la capacidad suficiente para modificar los átomos.
La Comisión Internacional de Protección Radiológica No Ionizante (ICNIRP, siglas en inglés) se encarga de evaluar literatura científica sobre cómo afecta estas ondas a la salud. Tras décadas de investigación, la conclusión es clara: no hay impactos importantes en el organismo. El único efecto significativo que se ha observado es que pueden calentar ligeramente los tejidos, algo que no es significativo a los niveles de exposición habituales.
Además de seguir estudiando si hay algún efecto sobre la salud, la ICNIRP también fija los niveles máximos de exposición para que estas ondas sigan estando en niveles habituales y seguros. Unos niveles que en España y la Unión Europea se controlan y validan.
Los cactus no absorben radiación electromagnética
Además, no hay evidencias de que los cactus tengan capacidad para absorber estas ondas.
Un trabajo científico publicado en 2019 quiso poner a prueba si seis especies diferentes de cactus y suculentas tenían la capacidad de frenar la radiación electromagnética de varias pantallas. Las conclusiones fueron claras: “las plantas de cactus no minimizaron el campo magnético”.
La práctica científica marca que un solo estudio no prueba nada de manera concluyente y por lo tanto hacen falta más trabajos que observen si los cactus pueden (o no) bloquear algo de radiación electromagnética, Pero esa misma práctica científica se basa en la premisa de que la carga de la prueba (quien debe demostrar algo) es quien hace una afirmación, y no quien intenta rebatirla. Y hasta la fecha, no hay evidencias de que los cactus absorban o bloqueen este tipo de radiación, como dicen quienes usan ese argumento para vender estas plantas. .
La única radiación que absorben los cactus: la necesaria para hacer la fotosíntesis (como todas las plantas)
Atendiendo a la verdad, los cactus y el resto de seres vivos del reino Plantae sí que tienen la capacidad de absorber un tipo de radiación: la solar, que es necesaria para hacer la fotosíntesis.
La fotosíntesis es un proceso metabólico en el que se obtienen azúcares y oxígeno a partir de dióxido de carbono, agua y luz solar. Concretamente, la fotosíntesis aprovecha una franja del espectro de la radiación solar que se llama radiación fotosintéticamente activa, que se encuentra entre las longitudes de onda de 400 y 700 nanómetros, muy similares a las longitudes del espectro visible (380-750 nm).
En definitiva, no es correcto afirmar que los cactus no absorben ningún tipo de radiación, puesto que sí absorben la radiación fotosintéticamente activa al realizar la fotosíntesis.
*** Este artículo es una colaboración mensual entre Maldita Ciencia y el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS)