El Aula Magna de la Facultad de Físicas de la Universidad Complutense de Madrid ha acogido un acto de homenaje a Antonio Hernando, catedrático de Magnetismo de la Materia y ex-presidente y fundador del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), con motivo de su jubilación.
Durante el acto de homenaje, el rector Carlos Andradas consideró un privilegio "poder estar aquí dando las gracias a Antonio Hernando por todo su trabajo, su dedicación, por todo lo que ha hecho por esta Universidad, por la ciencia y por este país", rodeado de tantas personas conocidas "que han contribuido al desarrollo de la ciencia en general de nuestro país, y de la Física en particular".
Según cuenta la revista Tribuna Complutense, el propio Antonio Hernando reconoció sentirse muy agradecido por "todos los asistentes y por las bellas palabras" que le dedicaron y aseguró además echar de menos a "los que no están ya con nosotros" para poder disfrutar de este momento.
María Luisa Lucía Mulas, decana de la Facultad de Físicas, explicó que el acto se había estructurado en torno a un buen número de ponentes porque "para un magnífico profesional de la investigación científica, no hay mejor homenaje que escuchar a grandes personalidades en diversas áreas de la ciencia".
En el acto intervinieron distintos referentes de la política científica en nuestro país como Javier Solana, Maria Vallet Regí, José Carlos Gómez Sal, Manuel Vázquez Villalabeitia, Pedro Echenique, José Manuel Barandiarán, Félix Ynduráin, José María González Calbet o Juan Rojo Alamino. Ellos fueron los encargados de trazar la trayectoria vital y profesional de Antonio Hernando, "un referente en esta Facultad y en esta Universidad, un excelente docente, académico destacado, investigador valiente siempre al servicio de la investigación y la generación del conocimiento".
De acuerdo con la decana de Físicas, "las nuevas generaciones de estudiantes también se enriquecen con sus enseñanzas y sus investigaciones, que han hecho que esta sea una Universidad mejor". Por su parte, Miguel Ángel González Barrio, director del Departamento de Física de Materiales, añadió que además ha sido una referencia en el Departamento, porque "como buen profesor, nos ha enseñado mucho a los estudiantes, pero también a sus compañeros, tanto dentro como fuera de las aulas".
Como la ciencia, de acuerdo con González Barrio, siempre ha sido la brújula de Antonio Hernando, "esto le ha llevado a enfocar desde esa perspectiva aficiones como la música y nos ha enseñado que el entusiasmo por la ciencia se puede mantener más allá de la jubilación, es algo que nunca muere". Eso y pasear por la naturaleza, o montar en bicicleta, algo que, según confiesa Hernando, se ha convertido en una de sus actividades preferidas desde que se ha jubilado.
González Barrio explicó que cuando todavía no estaba de moda, Antonio Hernando creó un Instituto que "ha sido la obra de su vida y que ahora, tras su jubilación, ha quedado en buenas manos, las de Pilar Marín Palacios".
Por su parte, la nueva directora del Instituto de Magnetismo Aplicado (IMA) repasó la carrera científica del homenajeado, desde su primer paper en los Anales de Física de 1971, titulado "Sencillo artilugio para el estudio de pequeñas muestras ferromagnéticas", en el que presentaba un pequeño dispositivo realizado con pocos recursos y fabricado en el laboratorio de la Complutense. De allí, el repaso fue hasta la tesis de Hernando en 1974, bajo la dirección de Salvador Velayos, y su estancia en el año 1981 en el Naval Research Laboratory, en Washington DC. Allí "sus trabajos en aplicaciones de vidrios metálicos para sensores fueron el germen para el IMA, y además vino con la experiencia de la transferencia de la tecnología y con la necesidad de publicar en revistas internacionales, algo que empezó con otros compañeros de la Complutense".
En 1989 ya llevaba, de acuerdo con Martín Palacios, unos 50 papers en revistas internacionales y fue entonces cuando "un sueco preguntó en la Naval Research Laboratory por alguien que supiera hacer sensores magnéticos y le contactaron con Antonio Hernando y de ese modo empezó la fabricación de sensores para la empresa y la publicación una serie de patentes". Recuerda la directora del IMA que todavía no había OTRI ni artículos 83, y a pesar de eso se financió "un congreso en Benalmádena, que atrajo a muchos científicos expertos en las propiedades magnéticas de metales amorfos, así que ese magnetismo que se desarrollaba en la Facultad se dio a conocer de manera internacional".
Con la Ley de Reforma Universitaria, se pudo crear el IMA en ese mismo año 1989, que desde el principio contó con "el apoyo económico de RENFE, y con mucha gente que iba a seguir adelante con la misma ilusión que el propio Antonio Hernando".
Antonio Berrios, subdirector de Innovación Estratégica en ADIF, reconoció por su parte que "la experiencia de haber compartido casi 30 años con el IMA es un paradigma de cómo puede salir bien la relación empresa-universidad, porque cuando una empresa sabe lo que necesita y hay una universidad que considera esa necesidad un estímulo, se produce la química para que todo funcione". RENFE cedió la sede en 1989 y se comprometió a hacerse cargo de los gastos fungibles y de equipamiento. Aquel convenio inicial era por cinco años, pero se ha ido renovando constantemente, siendo la última renovación la de este mismo 2018.
Explicó la directora del IMA que gracias a equipos punteros se apostó desde el principio por "investigación de calidad sirviendo a la sociedad, pero sin olvidarse del paper y de la patente". Según Martín Palacios, la transferencia a la sociedad se hace a través de proyectos en colaboración con empresas, que dan financiación para poder tener estudiantes que puedan hacer las tesis, papers y patentes.
Javier Solana, ministro cuando se creó el IMA, fue también uno de los encargados de dedicar "unas palabras de cariño para una gran persona". Y lo hizo hablando de una de las facetas de Antonio "no como científico ni como maestro, sino como discípulo, porque sin que Antonio hubiera sido tan buen discípulo de Salvador Velayos no habría sido tan buen científico ni persona". Recordó Solana que en el aula magna de esta Facultad de Físicas pasaron buenos momentos, "con un profesor que entraba en esta clase con media sonrisa en la cara, pero también con un deje de ser una persona a la que le faltaba algo en su propia vida, y esa persona era Salvador Velayos". Considera Solana que era una persona maltratada después de la guerra, represaliado como catedrático y de ahí esa tristeza que siempre tenía. Los medios del laboratorio que él dirigía eran muy escasos, "pero sí tuvo pasión y una capacidad extraordinaria de encontrar lo que buscaba, que era un gran discípulo, lo que apareció en la figura de Antonio Hernando". Según Solana "lo que recibió y lo que dio a Salvador Velayos es algo que algún día tendremos que escribir, porque este último recuperó su sonrisa y de esa relación surgieron cosas extraordinarias".
María Vallet, catedrática de Química Inorgánica, conoció a Antonio Hernando a la vuelta de su estancia en Grenoble, cuando empezó a hacer magnetismo en ferritas, en espinelas. Antes de aquello no había tenido ningún contacto con él y todavía no se había formado el IMA. Un día Hernando llegó a su despacho y le dijo que necesitaba químicos para que el Instituto fuese interdisciplinar. Reconoció Vallet que en aquella época le daba muchísima envidia Antonio Hernando y todos los físicos que habían trabajado con Velayos, porque "es maravilloso tener a alguien cerca tan amable, tan afable, tan cariñoso...".