Uno de los estudios más exhaustivos hasta la fecha, en el que han participado más de 800.000 mujeres en Reino Unido, ha detectado un riesgo similar de tumor cerebral en las participantes que utilizan teléfono móvil y en las que no lo han tenido nunca. El trabajo, encabezado por científicos de la Universidad de Oxford y de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), se suma a la multitud de estudios anteriores que sugieren que un uso normal del teléfono no provoca tumores de ningún tipo.
Según un reportaje publicado en el diario El País por Manuel Ansade, más de 5.300 millones de personas en el mundo tienen un teléfono móvil, unos dispositivos, que emiten campos electromagnéticos, y que fueron clasificados hace una década por la IARC como “posibles carcinogénicos”, tras detectarse un presunto mayor riesgo de glioma —un tumor cerebral maligno— en un estudio con más de 5.000 pacientes. Era solo una sospecha, y la propia Organización Mundial de la Salud recalcó que “hasta la fecha no se ha confirmado que el uso del teléfono móvil tenga efectos perjudiciales para la salud”.
La investigación, publicada en la revista especializada Journal of the National Cancer Institute, explica que los campos electromagnéticos de radiofrecuencia, los emitidos por los teléfonos móviles, penetran varios centímetros en la cabeza. El principal efecto de este fenómeno es, simplemente, el calentamiento superficial de la piel.
El nuevo trabajo no ha detectado ningún incremento del riesgo de tumores en los lóbulos temporales y parietales del cerebro, las zonas potencialmente más expuestas a estos campos electromagnéticos. Los tumores observados, además, se distribuyen tanto en el lado izquierdo como en el derecho, pese a que el uso mayoritario del teléfono móvil es con la mano derecha.
Los autores también recalcan que las emisiones de los dispositivos actuales son “sustancialmente menores” que las de los aparatos de generaciones anteriores. “En general, es poco probable que una persona que use mucho el móvil hoy en día acumule la misma exposición a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia que un usuario modesto de las dos primeras generaciones de teléfonos inalámbricos”, señalan los investigadores.
Una de las ventajas del nuevo trabajo es que es prospectivo, y el seguimiento y las preguntas sobre el uso del teléfono móvil comenzaron antes de que las mujeres sufrieran tumores cerebrales. Lo habitual hasta ahora eran los estudios retrospectivos, en los que personas ya diagnosticadas de cáncer calculaban el tiempo diario dedicado al teléfono a lo largo de su vida.
En estos primeros trabajos existía el peligro del llamado sesgo de memoria, en el que los pacientes con un tumor cerebral tienden a exagerar su uso del móvil, porque pueden considerar que es la causa de sus problemas. En la nueva investigación, las mujeres detallaron su tiempo diario al teléfono en dos tandas de preguntas, formuladas en 2001 y en 2011. En este último cuestionario, el 75% de las mujeres de entre 60 y 64 años utilizaba el teléfono móvil.
El nuevo trabajo no incluye niños ni adolescentes, pero los autores recuerdan que hace solo dos meses se presentaron los resultados del estudio internacional MOBI-Kids, que analizó la posible relación entre el uso de teléfonos móviles y el riesgo de sufrir tumores cerebrales en jóvenes de 14 países.